jueves, 19 de abril de 2012

POEMAS de Jorge Guillén

El engaño de los ojos  Pequeña ANTOLOGÍA poética de Jorge Guillén

Con qué nobleza se revuelven
Todos juntos esos muchachos
Y claman por una justicia
Perturbando, vociferando,
Tan inocentes los carrillos,
Tan fieros el porte y los pasos,
Con la mirada en dirección
De un porvenir extraordinario,
Pero a la vista ahora, ahora,
Presente ya sobre el asfalto
De las calles estimuladas
Por los rumores calculados
De esa tan filial muchedumbre,
Coro de gargantas y brazos,
Crédulamente fiel y dócil
-Candor por alud- al dictado
De los mayores en edad,
En crueldad y en aparato,
Aun carceleros de una cárcel
Donde todo queda murado,
Sin salida a ningún futuro:
Ni a ese que van anhelando
Los que, por fin, desfilan jóvenes,
Magníficos frente al tirano.

Jorge Guillén. Clamor. Maremágnum (1957)


Ludibrium oculorum

Ludibrium oculorum es un tópico literario proviniente del latín, cuya traducción literal es "ilusión óptica o engaño de los ojos". Trata, sobre lo que vemos aparentemente, lo que sólo pueden ver los ojos, la mirada; en la cual, detrás de algo bello, puede esconderse una verdad oscura.

Éste tópico lo encontramos en Platón en el Mito de la Caverna. El mito, consiste en unos prisioneros, que siempre han estado encerrados en un lugar (una caverna), y encadenados de tal manera, que sólo pueden ver una pared de la habitación. Tras ellos, hay fuego, el cual ilumina, y con él, hombres, muestran mediante unos muñecos unas sombras de objetos: lo único que los hombres encadenados pueden ver y conocer. Aquí, los hombres creen que lo que ven, es la realidad, pero realmente, son sólo sombras lo que ellos ven. Se muestra aquí, una visión de los hombres que no es verdadera, es decir, es... "un engaño de los ojos", lo que ves, pero realmente no es la realidad, sino sólo, un mundo "idealizado" debajo del cual, hay un mundo real. Pero, es dificil ver, lo que realmente es, lo cual en este caso, al final del mito, uno de los hombres ve el mundo real, y le dan la opción de liberar a sus compañeros, pero, cuando pretende desatarles para que ellos también vean el mundo real (la realidad, lo que realmente es), sus compañeros prefieren matar a su compañero, antes que ver lo "real", esa realidad que resulta más dificil, que quedarse con lo que "primero ves", lo "bello" y sin preocupaciones, en lugar de la verdad.

Un fragmento representativo del mito de la caverna que hace referencia al topico literario "ludibrium oculorum" es el siguiente, donde se puede apreciar esa visión superficial, contraria a la realidad.

- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?



Un ejemplo, es el de "Las elegías de Duino" de Rainer María Rilke (1875 - 1926), pulicadas en el año 1923, pero con diez años de elaboración. A continuación, un fragmento representativo de éste tópico (fragmento de la primera elegía), nos muestra que las apariencias engañan, y lo que a simple vista es bello, realmente, alberga en su interior algo oscuro, feo, horrible.

La primera elegía

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aun si de repente algún ángel
me apretara contra su corazón, me suprimiría
su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible.
Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta
tenebrosa. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No
los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos
animales que no nos sentimos muy seguros en casa,
dentro del mundo interpretado. Nos queda quizás
algún árbol en la loma, al cual mirar todos los días;
nos queda la calle de ayer y la demorada lealtad
de una costumbre, a la que le gustamos, y permaneció,
y no se fue. Oh, y la noche, y la noche, cuando el viento
lleno de espacio cósmico nos roe la cara:
¿Para quién no permanecería aquélla, la anhelada,
la tierna desengañadora, ahí, dolorosamente próxima
al corazón solitario? ¿Es más suave con los amantes?
Ay, ellos sólo se ocultan uno a otro su suerte.
¿Todavía no lo sabes? Arroja el espacio que abarquen
tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá
los pájaros sientan el aire ensanchado con un vuelo
más íntimo.
(...)



Otro ejemplo de éste tópico, en la poesía, es el poema de Jorge Guillén (año 1957), "El engaño de los ojos", el poema antes leído, donde se puede observar, que los muchachos ven un futuro bonito, bello, donde realmente no lo hay, donde la verdad es mucho mas cruel de lo que pueden ver o imaginar.

Poema Pleno Amor. Jorge Guillen

¿Amor envuelve en las formas
de un viento? Se transfigura
bajo un viento nuestro abrazo:
concentrándose está en lucha.
Triunfo habrá para los dos,
gocémonos. ¡Oh, no hay burla
contra la fe ya animal
de toda la criatura!
Desaparece la estancia.
Una luz de anhelo y súplica
crea un ámbito al amor
con muros de sombras juntas.
Infinita, sí, trascurre
la noche. Pero se ajusta
-con la precisión de un mundo
soñado por la absoluta
claridad- a este clarísimo
destino: nuestra ventura.
Y la ventura despacio
va confiándose -nunca
más estrellas en el cielo-
a una pesadumbre suya.
Mientras -la carne es también
alma, reina tu blancura-
un ritmo acoge y acrece
la obstinación -¡qué profunda
masa tanta noche en vela!-
de esta casi calentura,
de este buen ardor.
Palpitan,
humildemente nocturnas,
las estrellas como si
regalasen una luna
de paz.
Paz en la verdad.
II
En la verdad.
Y se anuncia
lo más fabuloso. ¿Tumba
para una resurrección,
para llegar a ser pluma
casi indistinta del aire,
aire sobre el mar, espuma
que fuese nube en un cielo
con voz de mar?
No hay más ruta
que este más allá mortal:
vértigo de una dulzura
que de más vida en más vida
se atropella, se derrumba,
-¡llega a tal embriaguez
el ser que desde su altura
conspira al derrumbamiento!-
y va a la noche desnuda
con un ansia de catástrofe,
o de postrer paz, en fuga
final ¿hacia qué reposos,
qué aplanamientos, qué anchuras?
¿O hacia la aniquilación
desesperada?
Concluya,
concluya tanta inminencia.
Todo se confía -nunca
más estrellas en el cielo–
a su pesadumbre muda,
fatal.
¡Sea!
Fatalmente
puede más que yo la angustia
que me entrega a la catástrofe,
-todo conmigo sucumba-
que no será… que no es
una catástrofe -¡brusca
perfección!- por más que abdique,
y se desplome y se hunda
-amor, amor realizado-
el alma en su carne: puras.

1.- RESUMEN y COMENTARIO general del contenido del poema.

No hay comentarios: