jueves, 8 de marzo de 2012

COMENTARIO DE TEXTO CRÍTICO PERSONAL OPCIONAL ( 1º y 2º Bachillerato)


¿Eres hombre, mujer o mujembre?
04 marzo 2012

En algunas de las guarderías más pijas y revolucionarias de Estocolmo los profesores ya no se dirigen a los niños usando el género masculino o femenino. Ahora usan una palabra neutra, una especie de ”ello”, para dirigirse a todos (con perdón por lo de todos) por igual. Con esta estrambótica idea pretenden que cada “sujeto” o “sujeta” o “sujet” desarrolle sus características personales sin estar predeterminado por el lenguaje ni el prejuicio. Que no pertenezca a un grupo, ni siquiera gramatical. Es verdad que el lenguaje es importante: lo que no se nombra no existe, excepto en el Macondo de García Márquez, cuando el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Es un error identificar el sexo (de las personas) con el género (de las palabras, que no entienden de diferencias salariales ni lavadoras). Así lo critica la RAE en un informe en el que habla de fundamentalismos en el lenguaje no sexista.
Pero hay una cuestión primordial y primera: ¿Existen solo hombres y mujeres? ¿Pueden atribuirse cualidades cerradas con candado a cada grupo? Quizás seamos tan distintos como dicen, pero es innegable que compartimos algo fundamental: nuestros sexos flotan entre estereotipos. Es mentira que las mujeres seamos malas con otras mujeres. He visto ataques de carnero entre señores entrajetados. O que seamos más complicadas. Seguro que conoces ovillos más facilones que algunos hombres. Ni somos más inteligentes o pragmáticas. Las neuronas no tienen genitales. Habrás oído que ellos no saben vivir solos. No solo saben, sino que a algunos les encanta. Los hombres piensan mucho en el sexo y las mujeres… también. Ellos no son más infieles que ellas. Para que ellos lo sean necesitan a alguien encima o debajo. Tampoco somos más ordenadas (solo hay que ver mi mesa, o lo que queda de ella). Y tampoco es verdad que los hombres vayan ”más de frente”. Todos tenemos un perfil y una esquina por la que esquinarnos.
Usamos ese código de supuestas diferencias entre hombres y  mujeres para sentirnos integrados en nuestro grupo, el que nos haya tocado, porque eso permite hacer pandilla y frente a los ataques maliciosos. Y contar chistes o chascarrillos a la hora del café para morirte de risa. En cualquier caso, yo añadiría como poco un nuevo grupo: los mujembres. Los mixtos. Las mujeres que llevan medias de seda y las riendas. Hombres sensibles que no quieren que les cuiden. Chicas directas. Hombres retorcidos. O quizás todos somos mixtos. O quizás todo es mentira. Y somos algo cobardes, y simplemente nos refugiamos en nuestras diferencias para no tener que entendernos.

       Raquel P. Ejerique

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