jueves, 3 de octubre de 2013

COMENTARIO CRÍTICO PERSONAL

Entrega para todos los 1ºs de Bachillerato: VIERNES, 11 OCTUBRE-

¡Cállate y escucha!


Como todo el mundo sabe estamos en crisis. Y crisis implica recortes. Y recortes profundos si se trata de ayudar a los demás. A consecuencia de ello, la ayuda a la cooperación al desarrollo ha sufrido un recorte del 40%. Dicho esto, mi intención no es entrar a exponer las consecuencias que esto tiene para España o para los países beneficiarios de estas ayudas. No podemos culparnos de algo que no está al alcance de nuestras manos, como lo son los Presupuestos Generales del Estado. Pero de lo que sí debemos sentirnos responsables es de cómo nos apañamos con lo que tenemos, de qué iniciativas se llevan a cabo y de cómo se implementan.
Ya que, ¿de qué sirve invertir dinero en un buen proyecto si no consigue el impacto que debería o que podría alcanzar? Y es muy fácil que esto ocurra ya que normalmente nuestra actitud es la siguiente: los países en desarrollo, aquellos que necesitan esta ayuda, no saben cómo utilizar los recursos o directamente no los tienen así que ¿quién mejor para ayudarles que nosotros, los que vivimos en el denominado mundo desarrollado, donde tenemos el conocimiento y la experiencia necesarios para usar los recursos de la manera más eficiente?
El problema es que aquí nos estamos olvidando de algo. De que quizás, precisamente cuando uno no tiene nada de eso, es cuando su mente se vuelve más audaz e intrépida y no tiene miedo a intentar cosas nuevas, no tiene nada que perder. Y de que quizás, esa experiencia que tanto apreciamos, esos siglos de historia a nuestras espaldas, no son tan útiles y eficaces en un lugar en el que la historia ha sido escrita de una manera muy diferente o nunca ha llegado a ser escrita. Nos olvidamos de que quizás, la mejor manera de ayudar es simple y llanamente ESCUCHAR. ¿Qué fácil suena eso verdad? Escuchar. Eso que hacemos todos los días con nuestros amigos, nuestra familia, nuestros compañeros de trabajo.
Pero escuchar en muchos casos implica preguntar, y esa no es una virtud de nuestro tiempo.
Ernesto Sirolli, toda una autoridad en el campo del desarrollo económico sostenible y fundador del Sirolli Institute, cuenta una anécdota que le ocurrió cuando estaba trabajando en Zambia. Descubrieron un campo enorme, fértil y perfectamente cultivable y no entendían cómo no se le había ocurrido a la gente local plantar allí tomates y lo primero que pensaron fue: ¡menos mal que estamos aquí! Cuando los tomates ya habían crecido y estaban grandes, hermosos y listos para recoger llegaron unos 200 hipopótamos que se comieron la cosecha. Lo primero que hicieron fue preguntar a los locales por qué no les habían avisado de ese "pequeño" detalle y ellos contestaron: no nos habéis preguntado.
PREGUNTA Y ESCUCHA, porque ellos conocen mejor dónde y cómo viven.
Y escuchar en muchos casos también implica callarse. Y eso tampoco lo hacemos muy a menudo.
Hace relativamente poco leí un artículo en el periódico que me sorprendió mucho. Doy por hecho que todos sabemos lo que es Twitter: una herramienta que sirve para comunicar, para difundir, para compartir, para conectar... Pero nunca he oído que se use como herramienta para disminuir la criminalidad. Pues bien, en una población keniana de unos 28 000 habitantes, el jefe de la policía consiguió reducir en un 90% los crímenes a golpe de tuit. Cada vez que recibía el aviso de que algo estaba ocurriendo enviaba un tuit (en forma de sms dado que allí la mayoría no tiene acceso a Internet) y conseguía que todo el pueblo estuviese alerta, incluso el propio criminal, que huía sabiéndose descubierto. ¡Qué ingenioso!, pensé yo. Pero aquí a nadie se le había ocurrido. Aquí, donde tenemos soluciones para todo y para todos, a nadie se le había ocurrido.
CÁLLATE Y ESCUCHA, porque ellos también tienen mucho que enseñar.
Somos jóvenes y es el momento adecuado para hacer del arte de escuchar un hábito y una virtud. Y no simplemente para ser capaces de ayudar mejor a los demás, también para ser capaces de ayudarnos mejor a nosotros mismos. Por muy convencido que estés de algo, pregunta y cállate, seguro que después de escuchar, te hayan o no convencido de lo contrario, tus conclusiones serán más acertadas.
¿Y quién mejor que los jóvenes, que hemos nacido en un mundo en el que la tecnología es parte de nuestro día y día y en el que viajar a la otra punta del mundo está al alcance de un doble click? Tenemos las herramientas para preguntar y escuchar, usémoslas.
Somos el futuro. Eso dicen y eso creo. Así que construyamos ese futuro mejor.

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